La mayoría de personas pasan por situaciones financieras complicadas en algún momento de sus vidas. Hay algunas más graves o leves, e incluso otras que parecen insalvables, que son las que vamos a tratar en este artículo.
Estamos hablando de las situaciones en las que las deudas superan con creces nuestro patrimonio, y tenemos que recurrir a herramientas legales para volver a salir a flote.
Estas herramientas son la declaración de insolvencia y la Ley de la Segunda Oportunidad, que si bien tienen algunas desventajas, pueden ser increíblemente útiles para cancelar deuda y conseguir una segunda oportunidad en el sistema financiero.
Por lo tanto, si quieres saber todo sobre la insolvencia y cómo declararse insolvente en España. Hacerlo te puede ayudar a librarte de una cantidad de deuda considerable, en los siguientes párrafos lo explicaremos detalladamente.
¡Empecemos!
Insolvencia y su significado
La insolvencia se refiere a la incapacidad de una persona o entidad para cumplir con sus obligaciones financieras. En otras palabras, no poder pagar tus deudas cuando vencen, y no prever poder hacerlo en un futuro próximo.
Ahora bien, existen dos tipos diferentes de insolvencia, siendo ambas igualmente válidas:
- Insolvencia Actual o Presente (también conocida como Insolvencia de Hecho): Este tipo de insolvencia se refiere a la situación en la que una entidad ya no puede cumplir con sus obligaciones financieras en el momento presente.
Puede deberse a una falta de liquidez, lo que significa que la entidad no tiene suficiente efectivo o activos líquidos para cubrir sus deudas actuales.
- Insolvencia Inminente o Futura (también conocida como Insolvencia Técnica): La insolvencia inminente se refiere a una situación en la que una entidad proyecta que no podrá cumplir con sus obligaciones financieras en el futuro cercano.
Aunque la entidad aún puede cumplir con sus compromisos actuales, prevé dificultades financieras significativas en el futuro debido a diversos factores, como pérdidas continuas, deudas acumuladas o cambios en el entorno económico.
Por supuesto, pueden ser insolventes tanto personas físicas como personas jurídicas. El procedimiento más común para las personas jurídicas será el concurso de acreedores, mientras que la opción más recomendada para las personas físicas es la Ley de la Segunda Oportunidad.
Pero, si no puedes pagar tus deudas y quieres declararte insolvente, ¿cómo puedes hacerlo? En el siguiente apartado lo descubriremos.
Requisitos para declararse insolvente
En España cualquier individuo o entidad puede declararse en situación de insolvencia. Aunque para declararse insolvente no hace falta cumplir cientos de requisitos, solamente hay que demostrar que realmente te encuentras en una situación de insolvencia.
Es decir, que el requisito principal para poder declararte insolvente sería demostrar que efectivamente no puedes hacer frente al pago de las deudas que tenemos a nuestro cargo y que no se trata de una insolvencia estratégica.
Para demostrar que tus ingresos actuales no son suficientes para cubrir tus deudas y así declararte insolvente, debes aportar documentación financiera, como los estados de cuenta bancarios, declaraciones de impuestos y registro de ingresos y gastos.
Cómo declararte insolvente en España
Para declararse insolventes en España, el primer paso será comprobar que realmente somos insolventes. Aunque parezca obvio, hasta que no tengamos un análisis detallado de nuestros ingresos, gastos, pasivo y activo no podremos estar seguros de la insolvencia.
Una vez que lo hemos comprobado, tendremos que acudir a un juzgado de lo Mercantil para que procese nuestra solicitud de insolvencia.
Entregaremos el documento correspondiente junto con el análisis detallado que hicimos en el apartado anterior, el cual demuestra nuestra incapacidad para pagar deudas.
Generalmente, si demuestras que es una situación de endeudamiento insalvable y no una insolvencia estratégica, el juzgado te otorgará la insolvencia.
Pero la pregunta más común es, ¿Si me declaro insolvente que pasa? Vamos a ver las consecuencias de declararse insolvente.
Beneficios de declararse insolvente
Inmediatamente después de declararte insolvente, los intereses por la deudas impagadas se dejan de acumular, quedándose congelados. En otras palabras, es como alzar la bandera blanca, la deuda no podrá seguir aumentando.
Ahora lo más importante será negociar con los acreedores de manera extrajudicial para poder llegar a un acuerdo. En esta fase buscarás una reducción de deuda y un plan de pagos para satisfacer (aunque sea parcialmente) a los acreedores.
Si no llegamos a una solución en dicha fase, nuestra declaración de insolvencia nos dejará optar por la Ley de la Segunda Oportunidad. Utilizando esta ley podremos acceder a un gran número de ventajas como la cancelación de deudas y un plan de pagos aprobado judicialmente.
Declararse insolvente con nómina es posible, para poder hacerlo debes demostrar que cuentas con unos ingresos mensuales pero que no son suficientes para hacer frente al pago de tus deudas. El requisito será presentar la documentación necesaria para comprobar sus ingresos y gastos, y el juez será el responsable de crear un plan de pagos que se adapte a su situación financiera.
¿Si soy insolvente me pueden embargar?
Si cumplimos con el plan de pagos propuesto por el juez, podremos salir de los ficheros de morosos e incluso evitar embargos y proteger el patrimonio familiar (vivienda familiar y bienes esenciales). Para evitar un embargo hay diferentes soluciones:
- Pagar la deuda, si la deuda que le reclaman deja de existir no habrá embargo.
- Negociar con los acreedores antes de que lleguen a la fase de embargo.
- Proponer un plan de pago a tus acreedores, algunos suelen estar dispuestos a establecerlo.
- Consolidación de las deudas, existe la posibilidad de consolidar las deudas para hacer los pagos más llevaderos.
- Venta de bienes no esenciales, para generar fondos y abordar las deudas, puedes considerar vender activos no esenciales.
Por lo tanto, declararse insolvente abre la puerta a muchísimas soluciones para acabar con nuestra deuda.
En vez de trabajar contracorriente, intentando pagar deudas que no podemos pagar, la insolvencia es una especie de “rendición” en la cual los acreedores y el sistema judicial empiezan a colaborar con nosotros para que paguemos toda la deuda que sea posible.
Por lo tanto, si estás en una situación de insolvencia inminente y estás pensando en declararte insolvente, ten en cuenta todos los puntos de este artículo y las innumerables ventajas de usar la Ley de la Segunda Oportunidad para volver a salir a flote.
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Autor del artículo
Cristina Gonzalez
Titulación y experiencia
- Grado en derecho especializado en economía
- Master de abogacía
- 7 años de experiencia como abogada en casos reclamaciones financieras y Ley de Segunda Oportunidad
- Número de colegiada 8951 del Colegio de Abogados de Bilbao