Cuando la pandemia del COVID-19 azotó España en 2020 no todo el mundo pudo salir adelante. Muchos negocios cerraron y personas que tenían una situación económica estable se vieron sin fuentes de ingresos de la noche a la mañana.
Por supuesto, un gran número de personas no podían cubrir sus deudas y se vieron obligados a declararse insolventes (el equivalente de la bancarrota empresarial para particulares).
Ahora bien, la insolvencia no es el paso definitivo cuando te has declarado en bancarrota. Hay un instrumento legal creado en 2015 que puede ayudarte a cancelar y reestructurar la deuda para que tengas más tiempo para organizarte. Estamos hablando de la Ley de Segunda Oportunidad, la cual ha salvado de la quiebra a más de 15.000 personas hasta ahora en España.
En este artículo explicaremos por qué la Ley de Segunda Oportunidad es la mejor opción si actualmente no puedes pagar tus deudas. Además, también explicaremos detalladamente las diferencias entre la bancarrota y la Ley de Segunda Oportunidad de manera que puedas elegir qué hacer con tu propio criterio.
¡Empecemos!
Qué es la Bancarrota Para Particulares (Insolvencia)
La medida clásica cuando una persona no puede pagar sus deudas es declararse insolvente (es decir, en bancarrota). De acuerdo con la legislación actual, la declaración de insolvencia es un procedimiento judicial cuyo objetivo es la liquidación de los bienes del deudor para pagar a los acreedores.
Es decir, ya que el deudor no puede pagar sus deudas, se embargan todos sus bienes para devolver lo máximo posible a sus acreedores. En otras palabras, la bancarrota es una herramienta usada por particulares cuando no pueden pagar sus deudas y no tienen previsto poder pagarlas en un futuro. Para declararse insolvente hay que cumplir las siguientes condiciones:
- El autónomo o persona física debe haber incumplido 2 o más de sus obligaciones de pago, durante un periodo superior a 90 días, a favor de 2 o más acreedores.
- Las deudas deben haber sido adquiridas en el desempeño de su trabajo. No se tienen en cuenta las deudas personales generadas en ocio u otro tipo de actividades similares.
- El coste acumulado de las deudas debe ser al menos el 10% del pasivo total del deudor.
Si se cumplen estas 3 condiciones, un particular puede declararse insolvente. Ahora la pregunta es, ¿Por qué iba alguien a declararse insolvente? Hay una serie de ventajas (y desventajas) que acompañan a esta herramienta legal.
Ventajas y Desventajas de Declararse en Bancarrota
Las ventajas de declararse en bancarrota son varias, empezando por evitar el embargo de bienes inmediato. Si una persona se declara insolvente en España, los acreedores no pueden llevar a cabo ningún tipo de embargo de bienes hasta que el juez lo corrobore. Esto otorga un tiempo muy valioso para pensar y reorganizarse.
Otra ventaja es que la presión de los acreedores disminuye. Una vez que una persona se declara insolvente, los acreedores entienden que ahora el juez liquidará los bienes del deudor y no la propia persona. Esto hace que sea mucho más fácil para el deudor en cuestión hacer frente a su situación financiera.
Además, los intereses que se han ido acumulando se paran de inmediato. Una vez que la ley entiende que una persona no puede pagar sus deudas, los intereses de las deudas dejan de crecer y se quedan estáticos.
Si bien hay varias ventajas a la declaración de insolvencia, este proceso también tiene puntos negativos. Uno de ellos es que la reputación personal se ve afectada.
Una persona que se declare insolvente en España quedará reflejada en los ficheros de solvencia de entidades como el Banco de España, los bancos y las principales agencias de calificación crediticia. Esto puede afectar a la capacidad de la persona para obtener préstamos y/o créditos para uso personal o empresarial en el futuro.
Además, una vez declarados insolventes, también hay que declarar los bienes que poseemos. Esto incluye bienes como casas, coches, cuentas bancarias, etc. Puede ser un proceso largo y costoso.
Ahora que conocemos en profundidad el proceso de insolvencia, es hora de conocer el siguiente y más beneficioso paso: La Ley de la Segunda Oportunidad. Explicaremos qué es la Ley de Segunda Oportunidad y por qué es una opción mejor que simplemente declararse en bancarrota.
Por qué la Ley de la Segunda Oportunidad Es Preferible a la Bancarrota
La Ley de segunda oportunidad es una norma que permite a las personas físicas afectadas por una situación de insolvencia la posibilidad de conseguir una segunda oportunidad frente a sus acreedores y frente al mercado.
Es imprescindible saber que la Ley de Segunda Oportunidad no es una alternativa a la bancarrota. De hecho, declararse insolvente es uno de los requisitos para acceder a esta ley. Así que más que una alternativa podríamos decir que la Ley de Segunda Oportunidad es “el siguiente paso” a la declaración de insolvencia.
Ahora bien, esta ley permite a las personas afectadas obtener una exención de sus deudas, siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos. Fue aprobada en España en 2015 con el objetivo de favorecer a las familias deudoras y evitar que sean afectadas por sus deudas de manera permanente, otorgando una especie de “segunda oportunidad” a sus usuarios.
La Ley de Segunda Oportunidad tiene algunos requisitos para ser aplicada (los cuales fueron actualizados en la reforma de ley efectuada en 2022):
- Ser persona física.
- Tener 2 acreedores o más.
- Ser insolvente (estar en bancarrota, como explicamos anteriormente).
- No tener antecedentes por delitos socioeconómicos.
- Ser deudor de buena fe.
La Ley de Segunda Oportunidad también tiene grandes ventajas frente a la mera insolvencia o bancarrota. En primer lugar, la ley de segunda oportunidad permite a las personas que se encuentran en situación de insolvencia pagar sus deudas de una forma mucho más estructurada.
Esto se debe a que los acreedores tendrán que aceptar un plan de pago a largo plazo que se ajustará a la situación financiera de la persona. Esto significa que se pueden negociar condiciones más favorables para devolver los préstamos y deudas. Si este plan se lleva a cabo, el deudor cumplirá con sus deudas y sus registros de morosidad serán borrados de ficheros como ASNEF o CIRBE.
En segundo lugar, la ley de segunda oportunidad permite a las personas que se acogen a ella conservar sus bienes. Esto significa que no tendrán que vender sus bienes para pagar sus deudas, lo cual es una gran ventaja para aquellas personas que tienen casa propia, un coche o cualquier otra propiedad.
Y por último, muchas de las deudas pueden ser canceladas de forma permanente. Si el juzgado considera que algunas deudas no pueden ser pagadas a largo plazo, las perdonará al deudor.
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Hacer uso de la Ley de la Segunda Oportunidad con un buen equipo legal es esencial para poder cancelar la deuda y establecer un plan de pagos justo. En España se han dado casos de cancelación de deuda por valor de más de 5.000.000€ a particulares, y no sería posible sin un equipo legal competente.
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