En momentos de dificultades económicas muchas personas se enfrentan al problema de no poder pagar sus deudas. Y cuando los acreedores empiezan a pedir su dinero de vuelta, hay que tomar una decisión.
Las soluciones más populares en España son la Ley de la Segunda Oportunidad y el concurso de acreedores, que son dos formas legales de lidiar con la situación de insolvencia de una persona física.
Ambas ofrecen alternativas para reducir o eliminar la carga financiera, pero cada una tiene sus propias características y condiciones. Por lo tanto, es importante entender las diferencias entre ellas para poder tomar la mejor decisión en función de cada situación particular.
En este artículo, explicaremos las claves de cada opción y analizaremos sus diferencias y cuál es la opción más conveniente para salir de la situación de insolvencia.
¡Empecemos!
Cómo Funciona Un Concurso de acreedores de Persona Física
El concurso de acreedores para personas físicas es un proceso legal que permite a un deudor (que no puede hacer frente a sus deudas) negociar con sus acreedores para llegar a un acuerdo.
Este acuerdo busca que el deudor pueda liquidar sus deudas y mantener su patrimonio lo más intacto posible. Ahora bien, para solicitar un concurso de acreedores es necesario cumplir ciertos requisitos.
En primer lugar, el deudor debe demostrar que no puede hacer frente a sus obligaciones de pago. Esto significa que debe encontrarse en situación de insolvencia, es decir, que su patrimonio no es suficiente para cubrir sus deudas.
Además, el deudor debe acreditar que ha intentado sin éxito alcanzar acuerdos con sus acreedores para reestructurar su deuda. Esto puede incluir negociaciones para establecer plazos de pago, quitas o reducciones de intereses.
Si todo eso no ha dado fruto, es momento de solicitar un concurso de acreedores ante el Juzgado de lo Mercantil. A partir de ese momento, se abre un periodo de tres meses en el que el deudor tiene que presentar un plan de pagos a sus acreedores.
Este plan debe incluir una propuesta de quitas y/o plazos de pago, y debe ser aprobado por una mayoría de los acreedores.
Si no se consigue este acuerdo, el Juez podrá dictar un Auto de Conclusión del Concurso y se procederá a la liquidación de los bienes del deudor para satisfacer a sus acreedores.
Para evitar esta situación donde se liquidan los bienes del deudor, en 2015 se creó la Ley de Segunda Oportunidad. Fue creada como un último salvavidas para el deudor, ya que podría ser exonerado de parte de la deuda y volver a salir a flote.
En el siguiente apartado veremos cómo funciona la ley de la segunda oportunidad, y después nos pondremos cara a cara a ambos procedimientos para descubrir cuál es el mejor en cada situación.
Cómo Funciona la Ley de la Segunda Oportunidad
La Ley de la Segunda Oportunidad es una ley creada con el objetivo de ayudar a las personas que se encuentran en una situación de insolvencia económica.
El proceso para acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad en España se inicia con el concurso de acreedores. Es decir, una vez que has entrado en concurso y las negociaciones con los acreedores no han dado frutos, solo entonces puedes solicitar la Ley de la Segunda Oportunidad.
Al igual que el concurso de acreedores, esta ley también tiene requisitos únicos para ser aplicada:
- Ser persona física, tener más de 1 acreedor, ser insolvente, no tener antecedentes por delitos socioeconómicos, ser deudor de buena fe y colaborar con el juzgado.
Una vez presentada la solicitud de concurso, el juez nombra a un mediador concursal que se encargará de negociar con los acreedores y buscar una solución que permita el pago de las deudas.
Si no es posible llegar a un acuerdo, el juez puede conceder la cancelación parcial o total de las deudas gracias a la Ley de Segunda Oportunidad que permite empiezar de nuevo con la vida financiera.
Es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo por parte de todas las partes involucradas, pero puede ser una herramienta ideal si estás desbordado por las deudas y no prevees poder pagarlas en un futuro próximo.
¿Es mejor la Ley de la Segunda Oportunidad o el Concurso de acreedores?
En general, la Ley de Segunda Oportunidad es una opción mucho más atractiva por varias razones.
La primera razón es el menor coste económico y temporal. En comparación con el concurso de acreedores, la ley de la segunda oportunidad puede resultar más barata y más rápida en términos de trámites.
La ley de la segunda oportunidad permite cancelar todas las deudas pendientes en un plazo de cinco años, mientras que el concurso de acreedores puede durar varios años y conlleva importantes costes económicos, como los honorarios de procuradores.
La segunda razón es la protección de bienes personales. La ley de la segunda oportunidad permite proteger los bienes personales del deudor, como la vivienda habitual, siempre y cuando el deudor cumpla con los requisitos establecidos en la ley.
En cambio, el concurso de acreedores puede llevar a la venta forzosa de los bienes personales para pagar a los acreedores.
La tercera razón es la reorganización de la deuda. La ley de la segunda oportunidad permite reorganizar la deuda de manera que el deudor pueda afrontarla de manera más viable y realista.
Esto se logra mediante la negociación de un plan de pagos que tenga en cuenta los ingresos y gastos del deudor.
Por otro lado, el concurso de acreedores de persona física se centra en la liquidación de los bienes para satisfacer a los acreedores, prestando menos atención a la viabilidad del deudor a largo plazo.
Cómo Acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad
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