“No tenía ni idea cuando firmé el contrato, me fui enterando de lo que debía pagar cuando, poco a poco, iba viendo los extractos, y veía que cada vez los intereses eran más altos. Era excesivo”, comenta.
T.M es venezolana y llegó a España en el 2001, pero 3 años después quiso volver a Venezuela. “Me dieron una tarjeta en la oficina de Caixabank para que comprara el billete”, explica. En aquel momento, reconoce que “fue una salvación porque necesitaba la tarjeta para irme”. Tarjeta que después le sirvió como vía de escape “en la crisis cuando necesitaba algo y volvía a pagar con ella”. “Era un círculo vicioso y empecé a ver que nunca terminaba”, admite. Entonces, cuando vio que “de los 100€ que tenía en la cuenta solo 5 eran míos porque el resto eran intereses”, decidió contactar con nosotros.