“La contraté porque decidí emprender y necesitaba dinero. Ya había pedido un préstamo hipotecario y me cortaron el grifo, así que tuve que tirar de lo que había. Necesitaba dinero y la tarjeta revolving parecía dinero fácil”, relata. Lo peor, recuerda, es que fue por hacer un favor. “Me hizo la tarjeta un conocido y no pensaba utilizarla, pero al fin y al cabo con ella podía hacer compras. Fue por pura necesidad, por mantener la familia, el negocio, tenía mucha deuda… En ese momento no piensas en lo que pasará después: cuando necesitas el dinero tiras de ella y solo piensas que ya irás pagando, pero no te das cuenta del interés que tiene”, afirma.
Según la sentencia el afectado contrató la tarjeta de crédito revolving con Citibank, entidad ahora conocida como Wizink Bank, el 19 de diciembre de 2003. En el momento de la firma del contrato, la TAE era del 24,71%. Sin embargo, “en algún momento de la relación contractual se comenzó a aplicar un 26,82%”. Esto, según han afirmado los magistrados, “evidencia que el pactado en el contrato resulta claramente desproporcionado, usurario”.
El vecino de Barakaldo, al que no habían dado información alguna de estos intereses, veía que su deuda apenas bajaba. Fue el comportamiento del banco lo que finalmente le hizo darse cuenta de lo que ocurría. “Cuando me empezaron a acosar por impago, porque no podía pagar las cuotas, me di cuenta de lo alto que era el interés. Al menos en mi caso, en los recibos que recibía, no me figuraba la TAE”, asegura. En ese momento, vio la noticia de la sentencia del Tribunal Supremo del 4 de mayo de 2020 contra Wizink por una tarjeta usuraria, y finalmente se decidió a reclamar.
Gracias a ello ha recibido un total de 21.205,37€ después de que el Juzgado de Primera Instancia nº1 de Barakaldo dictaminara la nulidad absoluta de su crédito revolving y condenado a Wizink a abonarle todo el dinero que excediera del capital prestado.