Como explica J.E.T, “la tarjeta revolving me la ofreció un comercial en mi puesto de trabajo. Yo realmente no la necesitaba pero me dijo que ofrecía tantas ventajas que pensé por qué no y la contraté”.
Pero tras ver cómo, a pesar de abonar las cuotas mensualmente y sin faltar a sus obligaciones, no conseguía apenas amortizar el crédito.
“Estuve cerca de cuatro años sin utilizar la tarjeta para nada y a pesar de ello, veía que todos los meses pagaba una cuota de en torno a los 110 euros y aún así no lograba amortizar la deuda. Decidí buscar ayuda legal y reclamar para acabar con la situación”, explica.
Después de reclamar y ganar el caso, se le anula la deuda de 7.000 euros que aún mantenía con la entidad a la que además obliga a devolver al afectado todos los intereses abonados de más, un total de 10.000 euros.