Cuando firmamos un contrato o llegamos a un acuerdo de crédito, siempre existen dos partes: El acreedor y el deudor. El acreedor es el que presta un bien (por ejemplo, 5.000€) y el deudor es el que lo tiene que devolver en un plazo limitado (por ejemplo, en 6 meses).
Por supuesto, ambas figuras están reguladas por ley para que tengan tanto derechos como obligaciones, y así no puedan abusar el uno del otro.
Aunque las obligaciones del deudor puedan parecer obvias (devolver los bienes en el plazo acordado), las obligaciones del acreedor son menos conocidas. Aun así, estas obligaciones existen y mantienen un equilibrio con los derechos que sustentan.
Para conocerlos más a fondo, en este artículo vamos a explicar qué derechos y obligaciones puedes tener como acreedor, también vamos a explorar algunos que dependen del tipo de contrato que hayas firmado.
¡Empecemos!
Cuáles son los derechos del acreedor
El derecho básico o fundamental del acreedor es exigir al deudor el pago de la cantidad adeudada. Es decir, si hemos dado algo a cambio de otra cosa, estamos en pleno derecho de recibir eso que se promete en el contrato.
Normalmente este derecho se cumple satisfactoriamente sin necesidad de la intervención de terceros, pero a veces se necesitan medio judiciales para hacerlo efectivo.
Alrededor de este derecho “núcleo”, giran otros derechos que surgen a partir del mismo. Algunos de ellos son:
Derecho a percibir intereses: Si la deuda no se paga en el plazo acordado, el acreedor tiene derecho a cobrar intereses moratorios sobre la cantidad adeudada.
Estos intereses se calculan de acuerdo con un tipo de interés legal o convencional.
Derecho a solicitar garantías: El acreedor puede solicitar al deudor la constitución de garantías para asegurar el cobro de la deuda. Estas garantías pueden ser reales (prendas, hipotecas) o personales (avalistas).
Derecho a iniciar acciones legales: Si el deudor incumple con su obligación de pago, el acreedor puede iniciar acciones legales para reclamar su derecho. En este caso, el acreedor puede solicitar al juez que condene al deudor al pago de la deuda, así como de las costas procesales.
Por lo tanto, todos los acreedores tienen el derecho básico de cobro y se añaden otros derechos que nacen a partir del mismo. Ahora bien, ¿qué obligaciones acompañan a estos derechos?
Cuáles son las obligaciones del acreedor
En la mayoría de relaciones acreedor-deudor, el acreedor se encuentra en una situación de poder. El acreedor tiene bienes de sobra que puede prestar, mientras que el deudor necesita bienes ajenos para cumplir un propósito.
Por lo tanto, para defender al deudor de posibles abusos de poder, el acreedor está sujeto a varias obligaciones que limitan sus acciones sobre el deudor. Estas son algunas de ellas:
Obligación de actuar de buena fe: El acreedor debe actuar de buena fe en todas sus relaciones con el deudor. Esto significa que no debe abusar de su posición de poder ni actuar de manera arbitraria o leonina.
Obligación de respetar los plazos de prescripción: El acreedor debe reclamar la deuda dentro de los plazos de prescripción establecidos en la ley. Si no lo hace, perderá su derecho a cobrar la deuda.
Si el acreedor se encuentra en el ejercicio de su actividad profesional, entonces también tendrá algunas obligaciones extra:
Obligación de entregar factura: Una vez recibido el pago de la deuda, el acreedor está obligado a entregar al deudor un recibo que acredite el pago.
Obligación de guardar el secreto profesional: Si el acreedor es un profesional (por ejemplo, un abogado o un gestor), está obligado a guardar el secreto profesional sobre la información que tenga del deudor.
Como hemos comprobado, generalmente lo único que se pide del acreedor es que actúe con buena fe. Esto incluye no impedir que el deudor pague su deuda, no poner cláusulas leoninas, y en general no abusar de su posición de poder.
Además, dependiendo del tipo de contrato que firmemos, hay algunos derechos y obligaciones específicos para cada tipo de acreedor. Los más comunes son los que vamos a explicar en el siguiente apartado.
Derechos del acreedor pignoraticio y del acreedor hipotecario
Estos dos tipos de acreedores se diferencian por el objeto que actúa como garantía en caso de que no se realice el pago por parte del deudor.
En el caso del acreedor pignoraticio, la garantía recae sobre un bien mueble, como joyas, vehículos, obras de arte o incluso acciones o depósitos en efectivo. El deudor entrega la posesión del bien pignorado al acreedor o a un tercero durante el plazo del préstamo.
El derecho más común de este tipo de acreedores es el derecho de prenda. El acreedor pignoraticio tiene derecho a retener el bien pignorado hasta que el deudor pague la totalidad de la deuda. Además, también lo podrá vender o subastar si el deudor incumple con la obligación de pago.
Respecto a las obligaciones específicas, sólo nos encontramos con la de conservación del objeto. Tendremos que mantenerlo en buenas condiciones, tal y como fue entregado, y devolverlo una vez que se haya realizado el pago.
Por otro lado, el acreedor hipotecario tiene como garantía un bien inmueble, como una vivienda o terreno. El bien hipotecado no se entrega al acreedor, sino que permanece en posesión del deudor, quien tiene la obligación de inscribir la hipoteca en el registro de la propiedad.
El derecho específico más destacado aquí es el de poder llevar a subasta pública el inmueble si el deudor no paga, cobrando el beneficio de dicha subasta. Además, también podrá solicitar que el bien hipotecado pase a manos de un administrador judicial si el bien inmueble sufre un deterioro grave a causa del deudor.
Como hemos comprobado, hay derechos y obligaciones que son comunes para todos los acreedores, y hay derechos que son específicos según el tipo de garantía que hayamos acordado.
Si tu caso es el contrario, es decir, si tienes una deuda, es posible que te interese saber si cumples los requisitos para poder cancelar esa deuda.