Los créditos tradicionales suelen seguir un sistema muy complejo para que un cliente consiga dinero prestado. Entrevistas con banqueros, formularios de seguridad, y otros muchos pasos hacen que el proceso sea tedioso y dure semanas.
Este sistema tiene sentido para hipotecas y créditos de gran calibre, ya que los bancos se quieren asegurar de que los prestatarios van a poder pagar el dinero de vuelta sin tener que hacer uso de reclamaciones o denuncias.
Pero existen situaciones en las cuales una persona necesita únicamente unos cientos de euros o menos, lo que hace inútil las largas entrevistas y formularios para prestar una suma tan pequeña.
De estas situaciones surgieron los microcréditos, que son como los hermanos pequeños de los créditos tradicionales. Consisten en sumas pequeñas y los requisitos para conseguirlos son mucho menos exhaustivos de lo normal.
Ahora bien, ¿quién creó los microcréditos?
En este artículo explicaremos cómo surgieron los microcréditos a raíz de un negocio de lavandería, y cómo 26€ pudieron cambiar la vida de millones de personas a día de hoy.
¡Empecemos!
La historia de los microcréditos
El primer microcrédito se remonta a la década de 1970 en Bangladesh, un país en el sur de Asia que enfrentaba altos niveles de pobreza y una economía agrícola predominantemente basada en la subsistencia.
La iniciativa que dio lugar al primer microcrédito fue liderada por el economista y profesor Muhammad Yunus, quien posteriormente recibiría el Premio Nobel de la Paz en 2006 por su trabajo.
En 1976, Muhammad visitó un pueblo cercano a la Universidad de Chittagong, donde impartía clases.
Allí, se encontró con una situación desesperada: los artesanos locales no tenían acceso a préstamos bancarios y se veían obligados a recurrir a prestamistas que cobraban tasas de interés exorbitantes. Esta práctica los atrapaba en un ciclo de deuda perpetua y los mantenía atrapados en la pobreza.
Impulsado por el deseo de encontrar una solución a este problema, Yunus comenzó a investigar y desarrolló la idea de prestar pequeñas cantidades de dinero a personas necesitadas para que pudieran iniciar o mejorar sus pequeños negocios, como la venta de artesanías, la cría de animales o la agricultura.
En 1977, Yunus comenzó a poner en práctica su idea al otorgar préstamos a 42 personas del pueblo de Jobra, cerca de Chittagong. Cada préstamo era pequeño, lo que facilitaba su reembolso, y los prestatarios no necesitaban aval ni garantías tradicionales.
El primero de ellos fue por valor de 26€ a un grupo de mujeres que quería empezar una lavandería. El negocio fue un éxito, por lo que el préstamo pudo ser devuelto sin problemas.
La creación del Grameen Bank para combatir la pobreza
El éxito de Yunus fue innegable, ya que los prestatarios pudieron mejorar sus condiciones de vida, generar ingresos adicionales y romper el ciclo de pobreza.
Esto llevó a Muhammad Yunus a fundar el Grameen Bank en 1983, que se convirtió en la primera institución dedicada a proporcionar microcréditos de manera sistemática y sostenible.
El Grameen Bank adoptó el principio de “solidaridad grupal”, donde los prestatarios se agrupaban en pequeñas comunidades llamadas “grupos de solidaridad”.
Estos grupos se reunían regularmente para brindarse apoyo mutuo y garantizar que todos cumplieran con sus pagos. El modelo demostró ser muy exitoso y se replicó en otras partes del mundo.
El impacto del Grameen Bank ha sido profundo y significativo, no solo en Bangladesh sino también en otras partes del mundo donde se ha replicado su modelo. A través de sus microcréditos, este banco ha permitido que millones de personas salgan de la pobreza y mejoren sus condiciones de vida.
Además, al empoderar a mujeres a través de los préstamos, también ha fomentado la equidad de género y ha fortalecido el papel de las mujeres en la toma de decisiones económicas y sociales.
Hoy en día, el Grameen Bank es un modelo a seguir para otras instituciones financieras y organizaciones en la búsqueda de soluciones innovadoras para reducir la pobreza y mejorar las condiciones de vida en todo el mundo.
Pero muchas entidades bancarias que han copiado al Grameen Bank han hecho cambios significativos en su modelo de negocio, enfocándose en la explotación de personas con recursos limitados.
En el siguiente y último apartado veremos cómo se han desarrollado estas nuevas entidades de microcréditos a día de hoy, además de cómo el concepto ha cambiado de forma radical.
Cómo funcionan los microcréditos a día de hoy
Muhammad Yunus creó los microcréditos como una herramienta para combatir la pobreza.
Irónicamente, hoy en día muchas entidades bancarias están usando su herramienta para conseguir exactamente lo contrario: Explotar las finanzas de personas pobres.
Los factores que han contribuido a esta transformación son los siguientes:
- Intereses elevados: A medida que el concepto de los microcréditos ganó popularidad, muchas instituciones financieras comenzaron a cobrar tasas de interés considerablemente altas en comparación con los préstamos convencionales.
- Presión para el pago: En algunos casos, las instituciones de microcréditos pueden ejercer presión extrema sobre los prestatarios para que paguen sus deudas, incluso utilizando tácticas de acoso o violencia. Esto puede generar un ambiente de explotación, especialmente entre las personas más vulnerables.
- Foco en la rentabilidad: Con el tiempo, algunas instituciones que ofrecen microcréditos han priorizado la rentabilidad y la expansión de sus operaciones sobre el bienestar de los prestatarios. Esto ha llevado a una mayor comercialización de los microcréditos, alejándose de los objetivos sociales originales.
- Modelo de negocio basado en el fallo: Muchas entidades de microcréditos no cobran intereses por prestar dinero, solo en caso de que faltes a tus pagos. Por lo tanto, tienen en cuenta que un porcentaje de los prestatarios fallará a sus obligaciones y tendrá que pagar cantidades desmesuradas en intereses.
Aun así, los prestatarios responsables pueden verse beneficiados por estos modelos de negocio, ya que pueden conseguir dinero por tasas de interés bajas o incluso nulas.
Por lo tanto, los microcréditos se han convertido a día de hoy en un arma de doble filo.
Pueden ser extremadamente beneficiosos para los deudores responsables, pero también se pueden convertir en una pesadilla para aquellos que generan un ciclo de deuda e intereses interminable; algo que, lamentablemente, es muy común.
En esos casos, se puede reclamar ya que probablemente la entidad haya incurrido en intereses abusivos u opacidad. Con Reclama Por Mí solo tendrás que rellenar este formulario en 1 minuto para que te llamemos y analicemos tu caso sin compromiso.