Aunque estemos acostumbrados a oír en la publicidad de los bancos la palabra “sin comisiones”, ese concepto se aplica a la gran mayoría de los productos financieros que contratamos con cualquier tipo de entidad financiera, ya sea una caja, un banco o, por ejemplo, un establecimiento financiero de crédito. En este artículo vamos a desgranar cuáles son las comisiones más habituales de los bancos en productos financieros, pero, antes de nada, recordemos qué es un producto de financiación y cuáles son los más habituales en nuestro país.
En algún momento de nuestra vida nos vemos en la situación en la que necesitamos solicitar dinero ya sea para adquirir un coche, comprar una casa o renovar los equipos informáticos de nuestra empresa y, es ahí, cuando entran en juego los productos financieros; artículos que nos permiten obtener cierta cantidad económica para financiarnos a cambio de un interés por el dinero recibido. Dentro de los productos financieros, los más comunes son los micro préstamos, los préstamos personales o de consumo, las tarjetas de crédito y las hipotecas.
Productos de financiación y sus comisiones más habituales
Cada uno de estos productos financieros tienen sus propias peculiaridades y características. Empezaremos por hablar de las comisiones de las tarjetas de crédito, un gasto para el usuario que muchas veces es silencioso pero constante en su cuenta bancaria. Si el cliente utiliza su tarjeta de crédito para sacar dinero en efectivo un cajero automático, automáticamente se le aplica una comisión que oscila entre el 3 y el 4% de la cantidad retirada, dependiendo del tipo de red de cajeros que utilice y de las condiciones de la tarjeta de crédito.
Otra comisión que puede sufrir el usuario es cuando no abona las cuotas de la tarjeta de crédito cuando corresponde y que se traduce en una penalización monetaria. Además del desembolso económico, esto quedará registrado en tu historial crediticio y te podrá pasar factura si es una situación habitual y, en el futuro, quieres contratar otro producto financiero como, por ejemplo, una hipoteca.
Por último, en lo referente a las tarjetas de crédito, todavía hay algunas entidades financieras, las menos, que exigen una cuota de emisión o renovación cuando el cliente solicita por primera vez una tarjeta de crédito, la tiene que cambiar porque caduca o bien pide un duplicado por pérdida o robo.
Además de las tarjetas de crédito “normales”, están las Tarjetas Revolving que tienen unas condiciones diferentes y en muchos casos, se pueden reclamar sus intereses.
Las comisiones de las hipotecas
El siguiente producto financiero del que hablaremos son las hipotecas que, sin duda, también tienen sus comisiones que varían de entidad en entidad. Sin embargo, las más habituales son la comisión de apertura, que se aplica cuando al cliente se le concede la hipoteca y suele corresponder con un porcentaje sobre el importe del préstamo, aunque, en ocasiones, tiene un importe mínimo, y la comisión por amortización anticipada, una situación que sucede cuando el usuario desea abonar antes de tiempo la deuda contraída con el banco. Esta última ha sido una constante en este último año ya que, con la subida del euríbor, las hipotecas de muchas de muchas familias han sufrido tal incremento en su cuota mensual que los ha llevado a buscar un cambio.
Las comisiones de los préstamos personales o de consumo
Llegamos a los préstamos personales o de consumo, un producto financiero que va asociado, por lo general, a una necesidad urgente de dinero producida por un imprevisto y esto conlleva, en muchos casos, además de unos intereses elevados, posibles comisiones adicionales. Según informa el Portal del Cliente Bancario del Banco de España, estos préstamos, al igual que en el caso de las hipotecas, llevan asociados una comisión de apertura y de cancelación anticipada.
Además, los préstamos, ya sean personales o de consumo, tienen una comisión por modificación de condiciones o garantías. Esto se da cuando el usuario solicita a su entidad financiera cambios en su préstamo y éste tiene que realizar gestiones para modificar el contrato, así como realizar un análisis de riesgos para analizar la modificación solicitada. En resumen, trabajo adicional para la entidad que conlleva un desembolso económico para el usuario. Por último, los préstamos también cuentan con un gasto por reclamación de posiciones deudoras, es decir que, la entidad repercutirá una cifra por las gestiones que tenga que realizar cuando no se abone la cuota correspondiente del préstamo.
Aquí también hay un tipo de créditos diferentes. Los llamados créditos rápidos, que suelen tener unas condiciones abusivas y de los cuales casi siempre se puede reclamar y recuperar los intereses abonados de más.
A pesar de que lo que os hemos explicado de las comisiones más habituales de los bancos en productos financieros, nuestra recomendación es que, antes de contratar cualquiera de ellos, consultes y analices de varios de ellos para obtener las mejores condiciones posibles y con el menor número de comisiones.